Esclerosis múltiple
Esta sección de Cuidando de mí está diseñada por Novartis para apoyar a las personas que de alguna manera conviven con la esclerosis múltiple (EM). Desde este sitio buscamos compartir historias, consejos, investigación e información científica que faciliten el control de la enfermedad.
Aquí encontrarás recursos para continuar redescubriendo el mundo de la esclerosis múltiple y apoyarte en el recorrido por esta enfermedad.
- Qué es la EM
- Signos y síntomas
- Progresión de la enfermedad
- Consejos y mitos
- Redes de apoyo
- Entre otros
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¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica inflamatoria, autoinmune y neurodegenerativa del sistema nervioso central que afecta al cerebro y a la médula espinal.1
La EM puede llegar a ser incapacitante y, según la ubicación de la lesión, puede causar problemas visuales, falta de equilibrio, pérdida del control muscular y alteraciones en otras funciones del cuerpo que pueden producir parálisis.1,3
No todas las personas tienen los mismos síntomas ni sus afecciones la misma severidad: algunos individuos tienen una forma leve que no interfiere con su vida, mientras otros tienen dificultades para hacer tareas cotidianas.1
En la EM, el sistema de defensa del cuerpo, conocido como sistema inmune, ataca una sustancia grasa que cubre y protege los nervios llamada mielina. Sin esta protección, los nervios se dañan, quedan cicatrices y el cerebro no puede enviar la información adecuadamente a otras partes del cuerpo. Los nervios dejan de trabajar de manera adecuada y como consecuencia pueden presentarse inconvenientes con el movimiento de algunas partes del cuerpo y alteraciones en la sensibilidad.1,2
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¿Cuáles son los síntomas?
Los primeros síntomas empiezan en general entre los 20 y los 40 años. Las probabilidades de desarrollar la enfermedad son más altas entre los 20 y 50 años.1,2
La EM está catalogada como una enfermedad silenciosa o una discapacidad invisible: muchas personas con EM no se ven diferentes a quienes no tienen la enfermedad pues algunos síntomas, como las alteraciones visuales o el dolor crónico, no son visibles.4 El daño de los nervios puede producir:1,3
Problemas en el movimiento
- Dificultad para caminar1,2
- Sensación de cansancio1
- Adormecimiento, entumecimiento o debilidad en una o más extremidades que generalmente ocurre en un lado del cuerpo a la vez, o en las piernas y el tronco3
- Espasmos en los músculos1,2
- Pérdida de equilibrio2,3
- Temblor3
- Sensaciones de descarga eléctrica que ocurren con ciertos movimientos del cuello, especialmente cuando se dobla hacia adelante3
Problemas en la visión
- Visión borrosa o doble1,3
- Pérdida de la visión de colores2
- Dolor ocular2
- Ceguera (más frecuente en un solo ojo)2,3
Las alteraciones visuales son síntomas temporales y en muchos casos son el primer signo de EM.2
Otros síntomas
- Problemas sexuales relacionados con trastornos físicos y/o emocionales1
- Incontinencia urinaria o fecal por pérdida del control de la vejiga o el intestino1-3
- Dolor3
- Depresión2
- Problemas para concentrarse o recordar2
- Dificultad para hablar o tragar2,3
- Fatiga2,3
También existen algunos factores que pueden empeorar los síntomas, algunos de ellos son:
- El calor y la alta humedad: la enfermedad puede activarse durante el verano2,4
- El frío extremo y los cambios bruscos de temperatura2
- Fiebre o enfermedad4
- Acaloramiento causado por la actividad física o el ejercicio4
Muchas de las personas con EM tienen brotes o recaídas en los que la enfermedad empeora, y que luego son seguidos por períodos de recuperación (remisión) en los que hay mejoría de los síntomas.1
Síntomas inusuales de la EM
Algunos síntomas que no son frecuentes en la EM pueden presentarse en algunas personas como el primer signo de la enfermedad. Entre estos están:
- El abrazo de oso de la EM: no se trata de un abrazo cálido y acogedor, sino que se siente como si algo te estuviera apretando el pecho firmemente y sin soltarte. Es una sensación que se puede sentir en cualquier parte entre la cintura y el cuello o solo de un lado. Es posible que se asocie a dolor o dificultad para respirar y ocurre cuando el daño que produce la enfermedad sobre los nervios bloquea o distorsiona los mensajes que van a través de ellos. En general no requiere tratamiento y se resuelve solo5
- Risa o llanto fuera de control: conocida como incontinencia emocional, ocurre por el daño en los nervios que controlan las emociones y provoca explosiones aleatorias de lágrimas o risas que no tienen nada que ver con cómo te sientes en el momento. Es posible que te preocupe que ocurra cuando estás en público o en un entorno serio por lo que debes consultar con tu médico5
- Una picazón que no puedes rascarte: puedes sentir un hormigueo repentino e intenso en cualquier parte del cuerpo sin causa alguna. No se asocia a irritación de la piel o alergia. A este tipo de picazón se le conoce como prurito diestésico y no proviene de la piel sino de los nervios. Es una sensación que pasa rápidamente y que se puede tratar5
- Dolor en la cara: el daño a uno de los nervios de tu cara, conocido como trigémino, puede desencadenar dolor ardiente, punzante o similar a una descarga eléctrica en la mejilla o la mandíbula. Puede desvanecerse rápidamente o permanecer por unos minutos. Es posible que se acompañe de hormigueo, entumecimiento o dolor en un lado de la cara, como dolor dental5
- Pies ardientes: es una sensación alterada y desagradable conocida como disestesia que se manifiesta como ardor, pinchazos y agujas, entumecimiento e impresión de que hay bichos caminando por la piel. Por ejemplo, tus pies pueden sentirse repentinamente ardientes, sin ninguna fuente de calor o lesión. Tu cerebro recibe señales nerviosas distorsionadas, por lo que lucha por relacionarse con algo que recuerda o imagina. También tiene tratamiento5
- Ilusiones ópticas: se puede desencadenar por algo conocido como el fenómeno Pulfrich o por inflamación del nervio óptico (neuritis óptica). Es una ilusión tridimensional causada por un conflicto en tu visión. Supongamos que un objeto se dirige hacia ti en línea recta, pero tú lo ves como si hiciera la trayectoria de una órbita elíptica. Un filtro especial frente a un ojo puede ayudar a equilibrar tu visión5
- Espasmos repentinos: son espasmos breves llamados paroxismos que pueden surgir en tus extremidades o en los músculos que utilizas para comer y hablar, lo cuales ocurren en cuando se disparan descargas eléctricas en las áreas dañadas del cerebro. Aunque pueden repetirse varias veces al día y pueden ser muy angustiantes, no son convulsiones y generalmente se resuelven en unos pocos meses5
- Migrañas: son dolores de cabeza repentinos que pueden durar desde varias horas hasta días. Pueden asociarse a náuseas o vómito y pueden volverte intolerante al sonido y/o a la luz, impidiendo que realices tus actividades regulares. Las personas con EM parecen tener antecedentes familiares de migraña5
- Vértigo: puedes sentir que tu cuerpo o el área que lo rodea está girando y se acompaña de mareos y pérdida del equilibrio. Puede provenir de daños en las vías que controlan tu audición y visión. Le sucede a aproximadamente 1 de cada 5 personas con EM y el tratamiento puede incluir fisioterapia5
¿Puedes acertar los síntomas frecuentes y los que son poco comunes de la EM?
¿Cuáles son las causas?
Aún no hay certeza de la causa de la enfermedad, sin embargo, ciertos factores que aumentan el riesgo son:
- La edad: aunque puede ocurrir a cualquier edad, es más frecuente entre los 20 y 50 años2
- Ser mujer2,3
- Tener antecedentes de la enfermedad en la historia familiar: si uno de tus padres o hermanos ha tenido EM, estás en mayor riesgo de desarrollar la enfermedad3
- Fumar1,3
- Algunas infecciones producidas por virus que hacen que el sistema inmune se vuelva más vulnerable1,3
- Raza blanca2,3
- Actualmente se sospecha una relación entre la deficiencia de la vitamina D y los desórdenes en los que el cuerpo se defiende de sí mismo (autoinmunidad)1,2
- Tener otra enfermedad autoinmune como diabetes tipo 13
¿Cómo saber si tengo esclerosis múltiple?
A veces es difícil diagnosticar la enfermedad porque los síntomas pueden ser similares a los de otras enfermedades que también afectan el sistema nervioso. Si tu médico general sospecha de la enfermedad, te referirá a un neurólogo quien, a través de la historia clínica y un examen físico que incluirá evaluaciones de tu equilibrio, coordinación y visión, entre otros, evaluará signos de daño en los nervios de tu cuerpo.1
Algunos exámenes que le ayudarán a tu médico a confirmar el diagnóstico son:
- Pruebas de sangre en las que se descartan otras enfermedades que puedan compartir las mismas manifestaciones2
- Resonancia magnética del cerebro que confirma la existencia de las cicatrices de los nervios, presentes en más del 90% de las personas con EM2
- Análisis del líquido cefalorraquídeo, el cual corre por tu médula espinal2
Otros exámenes que miden la actividad eléctrica de tu cerebro2
¡Averigua que tanto conoces sobre los términos comunes de la EM!
¿Qué es y cómo reconocer una recaída?
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad degenerativa infamatoria del sistema nervioso central (SNC), desencadenada por factores ambientales en personas genéticamente predispuestos.6
La prevención de la discapacidad neurológica es una de las metas esenciales para los pacientes con EM, sin embargo, no existe un estándar verdaderamente establecido en la práctica para evaluar la progresión de la enfermedad.6
Las percepciones de los pacientes sobre su estado de salud, calidad de vida y bienestar, son útiles para detectar las formas progresivas tempranamente.6
Algunas personas tienen formas de EM que se presentan con periodos relativamente libres de los síntomas de la enfermedad. Las recaídas son episodios donde las manifestaciones propias de la EM se presentan o incrementan su intensidad.7
Los pacientes con esclerosis múltiple remitente-recurrente (EMRR) pueden sufrir eventos que son típicos de un evento desmielinizante agudo del sistema nervioso central (SNC), la presencia de estos episodios durante al menos 24 horas en la ausencia de fiebre o infección es lo que se conoce como recaídas (también llamadas ataques, exacerbaciones o brotes).8
Entre los factores que su neurólogo observará para clasificar la enfermedad y establecer planes de terapia y seguimiento, están:6–8
- El patrón de presentación de los síntomas y su severidad
- Algunas variables de laboratorio e imágenes diagnósticas
- La magnitud del compromiso neuropsicológico
- La frecuencia de las recaídas
- La velocidad con que la enfermedad empeora
- La gravedad de la discapacidad
Los síntomas de una recaída pueden variar según el área del SNC donde se encuentra la actividad inflamatoria.8
Aunque la mayoría de las personas siempre van a tener alguna clase de síntomas, existe el concepto errado de que los periodos de remisión de la enfermedad son completamente asintomáticos.8
Síntomas como la fatiga, pueden fluctuar y acentuarse por factores como el estrés o la deprivación de sueño, infecciones virales del tracto respiratorio superior o infecciones urinarias no complicadas, estas fluctuaciones pueden confundirse con las recaídas.8
El empeoramiento transitorio de los síntomas relacionado con la exposición al calor o ejercicio excesivo no representan una recaída como tal, y pueden atribuirse la mayoría de las veces a bloqueos de la conducción en axones ya desmielinizados.8